Vladimir Volegov, un artista sugestivo




Una de las ventajas de las nuevas tecnologías y de las redes sociales que tenemos a nuestro alcance es la posibilidad de conocer otras realidades, o la obra de un artista como es el caso que centra este artículo. Se trata de Vladimir Volegov, quien comenzó a hacer sus primeros trazos de pintura, sus iniciales juegos con los lápices, a la temprana edad de tres anos. En este enlace podéis conocer su obra: http://www.volegov.com/

Su trayectoria desde mediados de los años ochenta del siglo pasado hasta la fecha, le ha llevado a obtener el reconocimiento desde el mundo artístico de su país natal, Rusia, donde ha ganado certámenes de pintura, trabaja para el mundo editorial ruso y tiene su galería; hasta el plácet internacional a través del mercado, de concursos en los que ha sido galardonado o su trabajo con compañías de otros países.

La mujer es decisiva en su orbe pictórico. La podemos ver situada desde rincones cotidianos como el interior de una estancia, hasta paisajes paradisíacos como una playa o un hermoso jardín, o un balcón con vistas que favorecen la meditación y la relajación profunda. La calidad de su paleta, poseedora de una riqueza cromática extraordinaria, profundiza tanto en los matices de colores como en los detalles que van desde los volúmenes de las figuras hasta las perspectivas y, sobre todo, el estado de ánimo de la persona retratada.

La vida cotidiana es, por tanto, un tema clave de su obra. Nos acerca, por un lado, al mundo de esos seres humanos que pinta, a esa vida personal auténtica en la que ellos y ellas se sienten a gusto. Y, por otro, a ese que sus clientes le solicitan refrendando el gusto por su arte.
Y dentro de ese mundo diario, los niñas y las niñas también ocupan un espacio destacado. Son niños que nos recuerdan a las escenas marítimas de Sorolla, o a las pinturas de Murillo o Velázquez, pero situados en otros escenarios. Y, sobre todo, porque las técnicas que utiliza Volegov y su personal mirada reflejan claramente a personas de nuestro tiempo. Desde nuestra óptica, aunque parezca trivial a veces, esa es una de las virtudes que ha de tener un artista, reproducir su época sin generar dudas a quienes la observan.

En este periodo de la historia, en el que estamos viviendo unos momentos de suma dificultad, de gravedad, historias como las que nos cuenta Vladimir Volegov a través de su universo pictórico, nos hacen meditar sobre los asuntos importantes de la vida. Esos que fomentan la vida personal, que permiten decidir libremente la trayectoria que queremos vivir. Esos que captan los momentos de intimidad propia, o los compartidos con los seres queridos, los imprescindibles. Esos que muestran un respeto y un amor hacia la naturaleza en la que vivimos.

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