La grandeza de la humildad...
… llama la atención en estos tiempos de tanta egolatría amplificada por los altavoces de los medios de propaganda y por los rancios convencionalismos sociales. Parece que la humildad pasa desapercibida y que se cultiva poco. No es que Don Ego sea nuevo, todo lo contrario, por lo menos es coetáneo de Matusalén. Pero en nuestro tiempo esas costumbres sociales establecidas, la enfermiza priorización de lo material, el efecto altavoz de aquéllos medios y la Titulitis, han abonado y cultivado en extremo esta realidad.
En Tierras de Ego, me comenta Rúas, Doña Ego sólo piensa en Ella y en sus circunstancias más miopes: Sírvame Usted como lacayo, que yo voy a lo mío. Su carácter actual margina la autenticidad de las relaciones humanas porque no se detiene a conocer con cercanía, respeto y atención real al otro. El verbo escuchar no lo practica. Y, por tanto, su verbo complementario, conversar, tampoco. Resulta curioso porque son dos de los verbos que más humanizan a la persona, a cualquiera. La humanización se adquiere y desarrolla en parte con el aprendizaje y la practica cotidiana de estos dos verbos.
En el CV de Don Ego dice que sabe mucho de cultura libresca, nuevos eruditos a la violeta son Él y Doña Ego. La masa del siglo XXI los aplaudirá por ello, salvo que ocurra la inteligente rectificación que procede y pasen de vivir entre la masa y como masa, a hacerlo como personas. Era lo que más le gustaba al Maestro Julián Marías de vivir: conocer a la persona, saber de su vida personal y sus trayectorias, y darle continuidad a esa conversación. ¡Cuánto saben de esto los maestros Harold Raley y Enrique González!, amigos de esa Escuela de Vida sin membrete oficial ni edulcorantes anti digestivos. Me apunta Rúas que ahora que llega el verano te animes a conocer la biografía personal de Enrique González y su extraordinario libro Julián Marías, apóstol de la razón divina. A través de él, con tranquilidad y lectura relajada conocerás a unas cuantas personas que merecen la pena. ¡Cuánto sabía Cervantes de éstas!, y en sus Novelas ejemplares, entre otras, las describió usando el método de la narración o razón narrativa.
Y llego hasta el hogar de Rúas, y me pide que nos vayamos al balcón, pasando los dos casi desapercibidos. Rúas, con 62 años, es un practicante leal de la toma de perspectiva.
Nos quiere hablar hoy de Jorge y Ana, una pareja española que conoce el calé y se dedica desde hace muchos años a la venta ambulante de aceitunas, espárragos, banderillas, alcaparras, caracoles y cabrillas. Conocen la vida agrícola y también el sector de la Restauración y la Hotelería en las cocinas. Y, sobre todo, saben de las dificultades que las trayectorias humanas conllevan y cómo irlas sorteando. Sus palabras y sus gestos transmiten nobleza, sencillez, cercanía. Cuando conversas con ellos sus miradas van directas a los ojos de sus interlocutores, ya sean clientes o vecinos. Forman un matrimonio unido y están comprometidos con su familia. En ocasiones les acompañan a esas tareas de preparación, venta y recogida uno de sus hijos y su pareja. Su nieto en la pre adolescencia está sabiendo ver sus ejemplos de responsabilidad y sigue el camino de una buena Formación y Educación. En ésta ha participado durante una etapa de manera solidaria y comprometida Antonio Caballero, hombre que va de frente, profesional sólido y con profundas convicciones humanas y cívicas.
Si Tú, te acercas al puesto de Ana y Jorge, comprobarás que tu compra es de calidad porque su bondad y honradez no se aprenden con títulos ni cátedras ni posesiones excesivas, y sí deteniéndose a escuchar y conversar con la persona, formándose, comportándose con educación y esforzándose por vivir con holgura.
Comentarios
Publicar un comentario
Os animo a que comentéis los artículos y que entre tod@s hagamos de este blog un lugar de encuentro y debate serio y participativo, siempre respetándonos. Propón temas sobre los que escribir.